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martes, 13 de abril de 2010

Sin anestesia: Sandra Russo

(Publicado en Matices, Febrero de 2010)

“El monopolio informativo no es una cuestión argentina”

La Ley de Medios, la censura en democracia, la inexistencia del periodismo independiente y la televisión pública, todo bajo la consideración de la periodista Sandra Russo.

Por Franco Rizzi


Sandra Russo es una de las columnistas de “Seis, siete, ocho”, uno de los programas más vistos de la televisión pública y está en Radio Nacional Buenos Aires, donde conduce “El nombre de las cosas”. Nos encontramos con ella en Charcas y Vidt, en la zona donde Palermo sigue siendo un barrio y no un shopping a cielo abierto para vender espejitos de falsas identidades porteñas a los extranjeros. Ahí, en su barrio, nos tomamos un café:

LA LEY
_ Ya fue promulgada la Ley de Medios Audiovisuales, ¿cómo creés que va a seguir?
_ Yo lo veo difícil, porque medios como Clarín, TN y América siguen con las campañas de las cámaras empresarias y, con el nuevo Congreso, puede que haya un intento de ley correctiva, es decir, que prolonguen un poco más el plazo para que se desarmen los oligopolios o modifiquen un poco la autoridad de aplicación. Igual, me parece que tampoco eso hace a la esencia porque de ninguna manera la podrían corregir tanto como para que el grupo Clarín siga teniendo 200 licencias. Y lo importante es eso. La clave de la Ley es el máximo de licencias.

_ Hay periodistas y especialistas en comunicación que sostienen que la Ley está más a la izquierda que las posibilidades de las organizaciones que la reclamaron, ¿compartís esta idea?
_ Depende de qué organizaciones. La ley es muy progresista, prácticamente no existe en América latina ninguna ley por el estilo, con lo cuál está muy a la vanguardia de las legislaciones de la región, pero sí es cierto que salió de un grupo de expertos en comunicación –más allá de la militancia de la Coalición por una Ley de Radiodifusión- que, si bien son estudios rigurosos, no bajaron todavía al común de la gente. Puede que algunos mecanismos los entiendan quienes están muy empapados en el tema, pero la mayoría de los periodistas no los entienden. Y ahí se dio otro desfasaje enorme. personas que están en los medios -como Ernesto Tenembaum, por ejemplo-, que tienen mucha trayectoria, pero
que nunca pasaron por comunicación, y hay cuestiones que para los que venimos leyendo o estudiando ese tipo de cosas son como de manual y sin embargo para los propios periodistas eran sorpresivas. El tema de la conceptualización de lo que implica un monopolio informativamente, por ejemplo. Me pareció que había muchos periodistas de los medios privados que, un poco por conveniencia y un poco porque esa información no es casual que no circule, no tenían sustento teórico a la hora de opinar. Y no es que estamos hablando de un saber secreto, estamos hablando de un saber oculto. También es importante saber que no es sólo una cuestión argentina. Yo estoy leyendo mucho a Ignacio Ramonet y a Pascual Serrano, gente que conocí en el Foro Social Mundial, que trabajan la temática de medios y de cómo funciona la censura en democracia. Es un tema que se viene trabajando desde hace tiempo y que está en este momento en la cresta de la ola porque fijate que en Estados Unidos la Fox le está haciendo la vida imposible a Obama. Insisto, no es una cuestión argentina: el monopolio informativo es una cuestión que atenta contra cualquier democracia.


_ Pero en la aplicación concreta de la Ley, ¿considerás que realmente se va a distribuir la palabra? ¿Quiénes tienen la capacidad técnica y económica para el panorama que ahora se abre?
_ Nadie, pero ahora está la herramienta. Yo lo que creo es que lo que hay de sobra es gente con palabra y mensajes para dar y lo que tiene que ver con capacidades técnicas y económicas, se verá, no lo sé. Por supuesto que no está listo eso, pero faltan muchas cosas todavía: cómo van a ser las licitaciones, los llamados a concurso, a todo eso va a haber que adecuarse, pero no podemos saberlo ahora. No me cabe duda de que hay una cantidad infinita de gente con mensajes y problemáticas que va a ser muy útil que empiecen a circular. Porque lo que hizo la Ley fue desatar una guerra política entre los grandes medios y el gobierno; entonces ahora, lo que estamos padeciendo informativamente es esa guerra y la intencionalidad política de los grandes medios no se limita solamente a manifestarse en contra de la Ley, sino que se pone de manifiesto en todas las informaciones que circulan.


_ ¿Creés que se va a emancipar el periodismo, en el sentido de hacerse cargo de su palabra e independizarse de los grupos económicos y los nuevos grupos que puedan surgir?
_ No, no existe el periodismo independiente, no existe ahora ni existirá después. Lo que va a haber son muchas más fuentes de información. Yo detesto TN, pero necesito verlo, porque es un sector ideológico y necesito saber qué piensan y cómo dicen las cosas. La apuesta no es a que desaparezcan esas fuentes de información, tienen que estar pero necesito también, como ciudadana, que eso conviva con otras fuentes.

LA TELE Y GOBIERNO
_ ¿Cómo ves a la televisión hoy?
_ Sucede que nosotros vivimos en un sistema completamente distorsionado, porque el periodismo independiente no es independiente y la televisión pública no es pública. Me parece que la televisión pública, en lo que tiene que ver con contenidos políticos -que los tiene obviamente-, no se puede separar del conjunto del paisaje. Por ejemplo, yo hago el programa 6, 7, 8, que tiene una línea editorial muy clara, de la que se hace cargo el productor. No es que yo no pueda negar esa línea ideológica clara que tiene el programa que, por otra parte, es mucho más complejo que ser oficialista. Porque cuando uno dice oficialista parece que desde la Secretaría de Medios te mandaran los libretos, entonces vos tenés que decir lo que te dicen que tenés que decir. Y eso no pasa nunca, ni siquiera pasa con la productora. La productora no nos tira línea de lo que tenemos que opinar, nos llaman por nuestro puntos de vista en general y respondemos y decimos lo que nos parece en el momento que vemos los tapes, que es al mismo tiempo que la gente. Pero me parece que hay que leerlo en un contexto donde la posición política del programa, que por algo mide lo que mide, responde a una parte importante de la sociedad que se refleja, si querés, en las últimas elecciones con 5 millones de votos más los votos de la izquierda o un sector de la centroizquierda. Esa posición, si no fuera por Canal 7, sería invisible porque estaríamos en la ridiculez de que una posición que refleja o defiende muchas de las políticas de gobierno, como la política de Derechos Humanos o algunos aspectos de la política social, no tiene cabida en ningún medio de comunicación, salvo en los medios públicos. Según algunos estamos en una tiranía, pero es un verdadero disparate pensar en una tiranía que no tiene ninguna boca de expendio ideológica, porque en los medios privados no existen, entonces, por ese lado a mi me parece irreprochable que algunas opiniones se vean reflejadas en la televisión pública ya que es en el único lugar que pueden estar. Cuando rija la Ley, me imagino que va a haber algunos medios privados o algunos medios sociales donde esas voces se puedan verter, pero en este momento no es así.

_ ¿Y al gobierno?
_ Me da la impresión de que alguna ficha ha caído. Hoy muchos países de Latinoamérica tienen gobiernos progresistas con apoyo de los movimientos sociales. El gobierno argentino lo tuvo al principio de la gestión de Néstor Kirchner y después lo perdió, porque quiere jugar con dos patas, una en los movimientos populares y otra en el aparato del PJ y no se puede jugar con las dos patas. Creo que con las últimas medidas se les ha caído la ficha de que el trabajador peronista ya no está y de que hay seis o siete millones de personas que están excluidos y no los van a apoyar si no sienten que el gobierno es de ellos. Ojala se profundice ese aspecto.

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“La verdad es que si yo trabajara hoy en Clarín se me caería la cara de vergüenza. Que en TN no haya salido el nieto 98 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo o que Clarín haya sacado en una sola columna chiquita que Macri mandaba espías a su cuñado es una vergüenza. Se hacen los paladines de la libertad cuando lo entrevistan a Kirchner y después la libertad se la guardan en el culo”
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“Hay que saber distinguir entre las clases sociales de periodistas. No es lo mismo un pasante que gana mil que un editor que gana cien mil. Los supuestos grandes nombres del periodismo ganan 150.000 pesos por mes y van a defender sus intereses porque es la gran familia que defiende un modo de vida, que es el modo de vida Clarín. Los que sufren las líneas editoriales son los redactores que ganan dos mangos, no son Nelson Castro o Ernesto Tenenbaum. Si uno cobra 150 lucas por mes a la vida la ve desde otra ventana”.
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Siendo periodista estás obligado a ver un poco más allá, pero creo que el debate de la Ley sirvió para que mucha gente que no es periodista se diera cuenta de los mecanismos que aplican los medios. La gente sabe que Clarín miente, por supuesto que hay una masa acrítica y gente que quiere creer lo que dice Clarín, más allá de que sea cierto o no. Quiere creer que es todo horrible, que salís a la calle y te matan, que son todos ladrones, que es una tiranía, que estamos en la Alemania antes de la caída del muro, quieren creer todo eso, en lugar de dar un debate real que sí sería interesante sobre el kirchnerismo, que es una fuerza extraña, que es un fenómeno extraño, que nos tomó a todos por sorpresa, que no sabemos cuáles son los límites, no sabemos cuál es el techo, cuál es el piso, hacia qué lado se puede hacer más fuerte y hacia que lados se puede hacer más débil. A mi me interesaría ese debate, pero de ninguna manera entro en el eje de ser K o anti K.
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LA RUSSO
Sandra Russo es una de esas periodistas que firman las notas. Sí, eso pesa en estas épocas de refritos de la historia donde pareciera que pocos se ponen camisetas propias y que muchos responden a quienes les depositan el sueldo. Ética profesional o coherencia ideológica, en este caso da lo mismo, para esos, los supuestos muchos, no son cuestiones importantes. Para Sandra Russo, sí.
Russo estuvo en esos lugares que valen la pena estar: empezó en el Expreso Imaginario, siguió en Revista Humor, como correctora primero y después como prosecretaria de redacción en Superhumor, y al final ya tenía su propia columna de juventudes políticas. Pasó por la televisión con Pepe Eliachev, hizo radio en varias emisoras hasta que surgió Página/12 y volvió a la gráfica, donde hoy sigue publicando sus contratapas.

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