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domingo, 11 de abril de 2010

Acerca de la diferencia entre inflación y suba de precios

Por Jacob Goransky *


En 2005 escribí un pequeño aporte para explicar la diferencia entre suba de precios e inflación y lo difundí vía e-mails incluyendo a altos funcionarios del Gobierno y miembros del Parlamento. Volví a actualizarlo cuando la Presidenta Cristina Fernández aún no había asumido.
Lo señalo porque desde entonces una de las armas - “argumentos”- más utilizadas por la oposición es la “inflación”. La otra y que se desprende del anterior es “la necesidad de enfriar la economía”, ambas reiteradas las 24 horas del día, y por todos los medios, en el escenario del salvaje lockout de las entidades patronales del campo. Ambas, responden a una misma estrategia y su refutación así lo debe considerar
¿Por qué mezclar lo que aparenta ser un debate teórico, con la coyuntura montada desde antes de asumir la Presidenta?, porque de eso se trata: los afectados por la estrategia del entonces Presidente NK se juegan a fondo para desestabilizar al gobierno actual, ello se evidencia porque en un momento tan difícil como el que vivimos, esgrimen todas las armas y multiplican los escenarios con el objetivo de hacer rodar cabezas, ya que llegan a profetizar recordando a los Ceasescu.
Los memoriosos recordamos “los primeros cien días de Alfonsín” que se festejaron por su iniciativa con su firme creencia que inauguraba un futuro venturoso para el país. Nuestro pueblo no le retaceó apoyo y su final estuvo acorde a su subordinación a los mismos intereses que éste gobierno enfrenta, cuando el fracaso inevitable del Plan Austral (pergeñado por algunos de los opinadores actuales), que tuvo como objetivo desterrar para siempre el fenómeno inflacionario, nos llevó a la hiperinflación del 89, con la renuncia anticipada de Alfonsín; los memoriosos tenemos también presente la intervención a Corrientes, la muerte en el puente, el Helicóptero que se llevó a De La Rua, la renuncia de Menem al Ballotage, la de Duhalde en el 2002, la muerte de Kostechi y Santillán.
Párrafo que levantará numerosos argumentos para justificar lo acontecido, pero que no tienen en cuenta el carácter de la crisis de nuestro país, que es económica y socio política, factores que actúan simultáneamente y retroalimentándose continuamente.
No se tiene en cuenta que cuando asume el Dr. Néstor Kirchner todos los problemas tenían necesidad de ser resueltos con urgencia y simultáneamente (Cierto pero imposible de concretarlo) : pobreza, desocupación, exclusión social en el marco de un país desvastado, oligopolizado, con un estado sin posibilidad para ejercer una política macro y micro económica por haber sido despojado de las Herramientas que lo posibilitarían: la Argentina del 2003 tenía todos los rasgos propios de una posguerra, de ahí la justeza de la afirmación de la “necesidad de salir del infierno”.
Y, ahora, cuando aún no salimos del Purgatorio porque la emergencia económica es objetivamente real, nos quieren retrotraer al infierno.
Conscientes o inconcientemente, algunos “académicos” y economistas mediáticos enarbolan el peligro de la inflación y la necesidad de enfriar la economía con un aparente rigor científico, olvidando lo que aprendieron en la Facultad.
Acerca de las diferencias de la suba de precios e inflación y las implicancias de la denominadas “expectativas Inflacionarias”, o actitudes subjetivas de los agentes económicos
En la teoría, se señalaron siempre los siguientes rasgos del proceso inflacionario
    • Déficit fiscal;
    • Emisión espuria de dinero;
    • Pugna distributiva- exceso de demanda por los altos salarios
    • Expectativas inflacionarias;
    • Papel del Estado que regulaba excesivamente, dificultando el libre juego del mercado.
Destaco
  1. Desde el año 2003, no deja de haber superávit fiscal;
  2. No hubo emisión espuria de dinero, las compras de dólares del Banco Central se incorporaron a las reservas legítimas generadas por el superávit fiscal, y sin endeudamiento - al contrario hubo un permanente desendeudamiento -; de ninguna manera ello tuvo implicancias negativas para los otros rasgos.
  3. Los agregados monetarios no dejaron de subir alcanzando cifras inéditas. No hubo corrida contra el peso, hubo ahorro y creció la inversión. Ello revela confianza de los agentes económicos (empresas, familias y Estado), que se expresa en el crecimiento de la economía. En nuestra historia de inflación recurrente tuvimos siempre valores mínimos de agregados monetarios, inferiores a los de nuestros vecinos y entre los más bajos del mundo, en cuanto al proceso hiperinflacionario hubo permanente huida del peso y los ingresos se gastaban cuando eran percibidos.
  4. Creció la exportación y creció la demanda interna genuina por incremento de los salarios reales, bajó la pobreza, disminuyó la desocupación y la exclusión social, disminuyeron los planes asistenciales, bajando la precarización laboral, toda persona que tiene edad para jubilarse recibe un ingreso en ese carácter, no importando los años trabajados, y aún siendo desocupado involuntario puede aspirar a un plan que lo atienda.
  5. El país crece a un ritmo desconocido en su historia
Los rasgos señalados rompen con toda la teoría que se enseña en las facultades de ciencias económicas, por eso se la llama heterodoxa, la ortodoxa vendría ser la teoría verdadera; de ahí que los opositores a esa estrategia se apoyen en un argumento único: vaticinar huracanes y desgracias futuras a menos que se vuelva a la ortodoxia. Que hoy implica enfriar la economía, subiendo la tasa de interés y disminuyendo el consumo, en particular de asalariados y clase media baja
Lo que acontece en la actualidad:
Durante toda la gestión del Presidente Kirchner se intentó desvalorizar los logros con el tema de la inflación y ahora, como entonces, no hay encuentro de empresarios en el que la preocupación por un rebrote inflacionario mayor esté ausente. Se conjuga como argumentos el gasto público, la escalada salarial y el aumento de las tarifas para generar expectativas que dificulten la gestión.
Los impulsores de cambiar la estrategia del gobierno son los mismos sectores empresarios que se beneficiaron con “la Patria Contratista y la Patria Financiera de los 80 y que luego de desguazar al Estado con una rapiña no comparable a país alguno, se apropiaron de la totalidad del patrimonio público.
En el presente recurren a generar las expectativas inflacionarias, vulgarmente sembrar miedo en la sociedad a una corrida cambiaria, a una incesante suba de precios y de tal manera defender la necesidad de “enfriar la economía” para evitar un desenlace inevitable.
La historia económica del país indica lo contrario de lo presupuesto. Las consecuencias de las políticas económica seguidas fueron una creciente desigualdad y marginación social y, en lo económico, el deterioro continuado en la distribución de la renta de los asalariados, sectores de ingresos fijo y burguesía pequeña y mediana.
El enorme peligro de no frenar las expectativas inflacionarias, recurriendo, por ejemplo a la Ley de Abastecimiento, es que esas expectativas pueden transformarse en un proceso inflacionario real, posible si no interviene el gobierno movilizando a los partidos y movimientos que lo apoyan y haciendo uso con energía del aparato estatal.
La renta que la sociedad genera se distribuye entre capitalistas, asalariados y y el presupuesto público. Lo que está en juego es la distribución de la misma; en ello no hay nada de teoría y lo que resulta es consecuencia de la correlación de fuerza en la sociedad y, esencialmente, el rol que debe asumir el Estado y su papel regulador para defender los intereses del país y de su pueblo.
Conclusión:
La realidad evidenció que dejar al capital y al mercado la asignación de la renta trajo como resultado hasta el 2003 ineficiencia económica y social que se multiplicó y amplió
-Esa ineficiencia se manifestó aún en momentos de auge económico, cuando las mejoras salariales conducían al incremento de la demanda ante una oferta dirigida a los sectores de mayores ingresos y se producía la “estrangulación externa”; de ello se desprende que el Gobierno también debe orientar la oferta, alentando la inversión reproductiva coherente con una política exportadora agresiva desde un mercado interno con poder de compra creciente
- De lo afirmado surge la trascendencia de hacer jugar un rol activo al Estado para recuperar la capacidad de gestión macroeconómica del que fue arteramente despojado, y a la que ahora se pone entre interrogantes. No caben medias tintas, la respuesta tiene que ser contundente. Es la única posibilidad para un desarrollo inclusivo y sustentable.
La gestión del Presidente Nestor Kirchner probó lo afirmado cuando, confrontando con el poder corporativo de siempre, saca al país del “infierno”. No son teorías, son temas inherentes a la gestión, a los objetivos y principios que la animan
Fue siempre un artilugio de los economistas mediáticos hacer perder la memoria a los pueblos, basándose en el temor y en el disciplinamiento que la creciente precariedad laboral sometía a las diversas capas sociales.
De tal manera se evidencia que resolver las necesidades populares expresadas en la magnitud de pobres y excluidos, no solo es un problema social: Crecimiento y desarrollo inclusivo implica modificar la pirámide de ingresos, es la única forma de avanzar en la estrategia ya emprendida para salir del "purgatorio"
* Integrante de Carta Abierta y del Instituto de Estudios y Formación de la CTA. El presente artículo fue tomado prestado del Sitio de Carta Abierta.



2 comentarios:

  1. Muy claro lo que plantea Goransky; parafraseando a Perón decimos que: o se regula desde el Estado la porcion del ingreso que le toca a cada sector de la sociedad o los dueños del capital se apropian de la porcion mas grande de la torta por diversos mecanismos;uno de ellos el incremento de precios. Jorge

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  2. Los empresarios pueden fijar (subir) los precios a voluntad porque se trata de mercados oligopólicos. En un mercado de libre competencia, las superganancias impulsan a nuevos productores a ingresar a ese mercado y así caen los precios. Mientras no se desmantelen los oligopolios, la puja continuará. Para ello hay que favorecer la formación de cooperativas mediante el crédito y beneficios impositivos. Los acuerdos de precios con los monopolios ya han demostrado que no sirven. Se firman hoy y no se cumplen a los pocos días.
    Rolando Savanco Profesor en Economía

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